25 de abril de 2017

Partitura

La lentitud es un signo de la pasión: nada es más apasionado que contemplar. Lento, simple hacerse uno con el ojo. (Yendo hacia afuera, cada vez más profundo).

Zonas de lo visible. Surgen, se ocultan, llegan hasta el reino del ojo. Dentro del ojo hay un oído. Ante la belleza, el oído es un templo vacío. Algo cruza la mirada. Cumple una orden, íntima y propia. El oído en el ojo atiende al instante. Escucha las preguntas que el tiempo le hace. No responde. 

La visión es musical para este oído. Atravesando todo, se hace denso. La imagen se transforma en partitura. No hay piedra, sombra, árbol que no haya de ser interpretado. — Mirar es una pasión lenta.