20 de marzo de 2019

Imágenes de las mañanas de marzo

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Sensación y realidad. Estar más cerca de la luz, donde el objeto es recipiente de una intensidad que no le pertenece. La visión es el único, el último enigma.

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Quien se adentra en soledad conoce a su animal. Allí renueva su fondo. Tenemos, oí decir, un pelaje más áspero, pero una piel suave. Y más tarde: para ir a la serenidad basta ir con serenidad. En el camino de regreso, estando solo, vi por primera vez la hierba oscura, y un guijarro que brillaba, muy débil, como el granizo en la tierra.

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Rastro de agua deshelada. Una casa nos llama desde su afelio, desde su verano futuro. Repentino verdor azul.

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No saber qué es tocar — presencia indefinible de lo común — pero estar siempre dentro de lo táctil. Antes de escribir, la concentración del tacto en la piel de los dedos. Un alrededor se incorpora: se vuelve interno el exterior. Algo se alza y a la vez se hunde en el ser. (Así el ser alza las cosas al hundirse en ellas.)

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Un significado es un ruido hecho palabra. Es la imagen que la palabra invoca, relación imaginaria entre los ruidos y las cosas. — A la inversa, hace falta una escucha muy honda para descubrir en la palabra su sonido, su ruido.

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El humo reclamaba al pensamiento. (Para un observador distante, la columna gris era tanto un signo de peligro como una posibilidad de encuentro). Fuego y peligro: fuego y amistad.