1 de junio de 2018

Hacer memoria

Un río atraviesa el bosque. Sabemos del hallazgo de un lugar en su cauce. Lo ha fundado quien camina cada día desde la casa: cruza la huerta, rodea un árbol, y se sienta en la orilla, aunque está húmeda.

Ahora el arco se aproxima y una cuerda se tensa. En la casa se otorga, muy despacio, la serenidad. La luz está posada sobre el rostro de una mujer. Su escucha abre un sendero en la memoria: pensamientos musicales, claros. La mano, con un gesto, apunta al interior: es aquí. Y así era. Siguiendo aquella orden he llegado también.

Comienza un diálogo en la habitación silenciosa del río. Al otro lado un animal deja las huellas que después seguimos. No hizo falta cruzar, sólo observar el movimiento. El animal se esconde en su ser. Visible o no, el animal es eterno.