3 de marzo de 2016

Cuerpo, escritura, imagen.

Ir más allá de la palabra para volver al lugar anterior a la palabra.
Antes de la palabra, el ruido.

El cuerpo al nacer es sensible al ruido, también a su propio ruido. Se estremece.

En el origen, la escucha de los sonidos del cuerpo. La escucha, por ejemplo, del latir de un corazón.

En el silencio, cuando las palabras son arrancadas, como las hojas de un cuaderno, se hace visible lo que aguardaba oculto. Algo nace cuando el lenguaje va más allá de su límite; entonces el cuerpo vuelve a ser sensible a sus propios sonidos. Y de la escucha del sonido del cuerpo un movimiento nace y se abre en el silencio.

(Fragmentos sobre el cuerpo y la escritura. Con Helena Dawin.)